Hay fortalezas satánicas sobre los países y las comunidades y hay fortalezas que influyen a las iglesias y a los individuos. Donde quiera que haya una fortaleza, hay un patrón de pensamiento inducido por el demonio. Específicamente esta es la “casa hecha de pensamientos” que se ha convertido en morada para la actividad satánica.
Aclaración:
Mateo 12:43-44
Mat 12:43 Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso y no lo halla. 44 Entonces dice: "Volveré a mi casa de donde salí"; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada.
Jesús nos enseña que en la naturaleza humana hay dimensiones que puede albergar un espíritu del mal.
Pero pongamos en orden algunas cosas antes de hacer conclusiones:
· Primero un demonio no puede habitar en el espíritu del verdadero cristiano. Por medio del nuevo nacimiento., el espíritu humano pasa a ser morada del E.S.
· Únicamente en nuestros pensamientos no crucificados y en nuestras actitudes no santificadas, los espíritus inmundos –que se disfrazan a sí mismos como nuestras ideas y se esconden en nuestras actitudes – hallan acceso a nuestras vidas.
· Si quieres tener éxito en la batalla espiritual, tu guerra se debe hacer de acuerdo con las Escrituras.
· 2Pe 2:20 Porque si después de haber escapado de las contaminaciones del mundo por el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, de nuevo son enredados en ellas y vencidos, su condición postrera viene a ser peor que la primera.
· Quitar la armadura a Satanás.
· Luc 11:20 Pero si yo por el dedo de Dios echo fuera los demonios, entonces el reino de Dios ha llegado a vosotros. 21 Cuando un hombre fuerte, bien armado, custodia su palacio, sus bienes están seguros. 22 Pero cuando uno más fuerte que él lo ataca y lo vence, le quita todas sus armas en las cuales había confiado y distribuye su botín.
o La armadura de enemigo en nuestras vidas estaba formada por nuestros pensamientos, actitudes, y opiniones donde nos encontrábamos de acuerdo con el mal.
Cuando hablamos de fortalezas no hablamos de pensamientos ocasionales o pecados fortuitos. Más bien las fortalezas que nos afectan al máximo, son las que se hallan tan escondidas en nuestros patrones de de pensamiento que no las reconocemos ni las identificamos como malas.
Las fortalezas existen en los patrones de pensamientos y de ideas que gobiernan a los individuos, las iglesias, y las naciones. Antes que se pueda reclamar la victoria, es necesario derribar tales fortalezas y quitarle la armadura a Satanás. Entonces las armas poderosas de la Palabra y del Espíritu podrán saquear la casa de Satanás con toda eficacia.
Las fortalezas eran estructuras de tipo militar, que por lo general quedaba en lo alto de una colina o una montaña muy difícil de asaltar.
Una fortaleza interna puede ser para nosotros una ventaja contra los ataques de Satanás o pueden ser estructuras de pensamientos o ideas que el enemigo utiliza como fortaleza contra nosotros. Fuente de defensa del enemigo dentro de nosotros por medio de nuestras simpatías hacia los pensamientos pecaminosos del mal.
Las fortalezas, son aquellas actitudes incorrectas que protegen y defienden la vida del viejo yo, que muy a menudo se convierten en habitaciones o lugares fuertes de opresión demoníaca en la vida de una persona.
Pablo lo dice mejor 2Co 10:5 destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo,
Una fortaleza demoníaca es cualquier tipo pensamiento que exalte a si mismo por encima del conocimiento de Dios, y que por lo tanto, da al diablo un lugar seguro desde donde puede influir la vida mental de un individuo.
No se habla de “posesión” en un cristiano porque el E.S mora en el. Pero hablamos de opresión demoniaca, ya que pueden ocupar cualquier espacio en la vida de pensamientos no regenerados, especialmente si esos pensamientos están protegidos por el auto-engaño o por doctrinas satánicas.
Toda área de nuestro corazón o de nuestra mente que no se haya rendido a Jesucristo es un área vulnerable al ataque satánico. Donde quiera que haya un hábito de pecado en la vida del creyente, se debe esperar que en esta área se encuentre una actividad demoniaca.
El habito de un pecado a menudo, es la habitación de un espíritu que le roba al creyente poder y gozo y esa habitación (o hábito) es lo que la Biblia llama una fortaleza 2 Cor 10:5
El Príncipe de este mundo viene dijo Jesús…Juan 14:30 No hablaré mucho más con vosotros, porque viene el príncipe de este mundo, y él no tiene nada en mí;
Puede que nuestra casa haya sido “barrida y adornada” pero si no nos arrepentimos (cambio de rumbo) si las estructuras de pensamiento no son destruidas, la simpatía hacia los pecados no cambia es una invitación al enemigo para que regrese.
Es más podemos ser tentados a rendir un pecado o alguna falta menor apenas como señal, mientras permitimos que nuestros problema principales permanezcan atrincherados y bien ocultos.
Breve oración silenciosa:
Señor tu sabe que en (aspecto de mi vida) no la he rendido por completo a mi Señor Jesús. Te pido, Señor, perdóname el hecho de contemporizar con el pecado y la rebeldía. Dame valor para afrentar y destruir las fortalezas que tengo en mi vida. Me someto a la luz del E.S para exponer las fortalezas de pecado en mis pensamientos.
Te agradezco que me perdonaras, y que hicieras hecho provisión para que persevere en la victoria que tengo en Jesús. Amén.
Mencionemos algunas de estas fortaleza haber si se encuentra usted atrapado en una de estas.
· Amor frío ¿nuestro amor crece y se hace más blando, más tierno, más brillante, más atrevido y más visible? O, por el contrario, se ha vuelto más discriminador, más calculador, menos vulnerable y disponible? Este es un hecho muy importante porque el cristianismo solo es valido como lo sea nuestro amor. Un descenso medible en nuestra capacidad de amar es evidencia que en nosotros se ha desarrollado una fortaleza de amargura.
· Falta de perdón.
· Temor
· Codicia
· Concupiscencia
· orgullo
· gula
· incredulidad
Debido a que nos excusamos tan rápidamente es difícil discernir las áreas de opresión en nuestras vidas. Después de todos estos son:
· nuestros pensamientos.
· nuestras actitudes.
· nuestras percepciones.
Y justificamos y defendemos nuestras ideas con el mismo grado de intensidad que justificamos y defendemos nuestro propio yo. Prov. 23:7.
En otras palabras, la esencia de lo que somos está en nuestra vida de pensamiento.
Así que para percibir lo que es el error en nosotros, debemos tener un patrón de lo que se considera como recto. “Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús…” Heb 2:9. Así que Jesucristo es el modelo de aquello que Dios considera típico para el hombre como nueva criatura (Efesios 4:23-24). El no es solamente nuestro Salvado. Es el único por virtud de su presencia dentro de nosotros, nos conforma a su imagen, el primogénito de toda una familia de hijos gloriosos (Hebreos 2:10, Rom 8:28-29)
Pero necesitamos darnos cuenta que solamente Jesús puede ser como Jesús. En medida que cedemos a El en grados crecientes de rendimiento, a medida que su Palabra permanece en nosotros. El nos trae una clase de vida que no es simplemente como la suya, sino que es su misma propia vida. Cristo mismo vive dentro de nosotros para llenar el propósito eterno de Dios que es hacer al hombre a su imagen. Esta presencia constante en nosotros, la presencia del Señor Jesucristo, hace poderosas las armas de nuestra lucha espiritual, nos el poder para derribar las fortalezas.
Derribemos la primera fortaleza: “yo no puedo ser como Jesús” Porque este patrón de pensamiento espiritual estorba todos el proceso de crecimiento espiritual. Esa mentira y las cadenas que coloca sobre nuestros corazones, se debe suprimir de nuestras vidas
1. empecemos a orar en nuestro espíritu, para que el E.S nos ilumine si esta fortaleza esta en nuestro corazón.
2. Hagamos de corazón la siguiente oración:
Señor Jesús, me someto a ti (Fil 3:21) Declaro, de acuerdo con la Palabra de Dios, que a causa de su poder para sujetar todas las armas de mi batalla son poderosas para destrucción de fortaleza. (2 Cor 10:3-4). Me arrepiento de usar la mentira “nunca seré como Jesús” como una excusa para pecar y para ceder en mis convicciones. En el nombre de Jesús renuncio a esta mentira, derribo la fortaleza de incredulidad que existe en mi mente. Declaro que debido al perfecto sacrificio de Jesucristo soy una criatura nueva. Creo que ire de gloria en gloria, y seré constante y continuamente transformado en la imagen de Jesucristo a medida que camino con él. (2 Cor. 3:18)
Reconocimiento: Muchos de estos pensamientos son tomados del libro de Francis Frangripane Los tres campos de la batalla espiritual.
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